una cara de juguete inocente.
Esperó y esperó tranquila en la buhardilla,
tan quieta, tan trivial, tan seductora
que el niño le dio cuerda con una sola mano.
Entonces la muerte se animó despacito,
más traidora que nunca, y le corto las venas
y le pinchó los ojos y le quitó el aliento;
y era lo único que podía esperarse
porque con la muerte no se juega.
Mario Benedetti.
Saas Grund (Suiza). Julio de 2007.
3 comentarios:
Jobar, no sé qué es más inquitante, la foto o el texto. Las fotos en B/N de muñecas dan siempre esa sensación desasosegante por alguna razón.
S.
Pensé en este poema justo cuando vi a la muñeca, en la casa de una niña de más de 70 años, casa de huéspedes con pasillos oscuros y suelos de madera crujientes y desasosegantes, en el corazón del Valais suizo...
k miedo
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